Contra lo que muchos tal vez temen, un avión no es una cápsula sellada con aire comprimido dentro, en realidad hay una renovación constante del aire que circula en la cabina de pasajeros.

Parte del aire va entrando constantemente tomado de los motores, pasa al pack del aire acondicionado para enfriarlo y deshumedecerlo, y de ahí a la cabina de pasajeros por las salidas que hay en el techo y justo debajo de los compartimientos de equipaje de mano.

Otra parte es el aire de la cabina que pasa por un filtro de nominado HEPA (captura de partículas de alta eficiencia, por sus siglas en inglés) que tienen la capacidad de retener partículas, bacterias y virus, son similares a los utilizados en los quirófanos para evitar diseminación de enfermedades.

Pero en los aviones el aire se filtra cada 3 minutos, por lo que retienen todo tipo de contaminantes que pueda haber en el ambiente de la cabina.

Se crea así un flujo permanente de arriba hacia abajo y se captura en las paredes al nivel del piso para llevarse hacia los filtros de nuevo. De ahí el aire se mezcla con el que está entrando al avión, que por la altitud a la que vuelan está libre de agentes patógenos, pero de todas formas pasa por los filtros.

Entonces el sistema ECS (Environment Control System) del avión, que controla y monitorea la calidad, temperatura y presión del aire en la cabina, lo distribuye a lo largo de esta, y a través de las válvulas de alivio de presión se descarga constantemente parte del aire que ya circuló por la cabina, manteniendo la presión necesaria dentro del avión.

×